Donde florecen los cerezos

Donde florecen los cerezos, seduce el príncipe a su concubina.

Donde sangran las flores, llora amarga su providencia la dama.

Donde el tiempo congela la belleza, las caricias forjan quimeras.

Donde las cumbres nevadas viven el amor, la esclava agoniza.

 

Allí es, donde el veneno poderoso crece rompiendo el alma;

allí donde las nubes y los árboles armonizan con el otero albino.

Allí es, donde la cárcel de sus besos desintegra cualquier palacio;

allí donde la sonrisa se convierte en tortura y el prócer en verdugo.

 

Juan Fco. Cañada