Murió mi amor.

Labios mojados,

ahora secos.

La soledad acabó

matando las risas.

Sed de verdad, prisas.

La edad consumida.

Se borró la memoria.

Marchitose la vida.

Orfandad adquirida.

Cortejo del triste,

letanía abatida

que mi pecho

desecho justifica.

Nadie vence

a la muerte,

pero que dolorosa

es, la que no es tuya.

Otrora matriz

hoy cenizas.

Plañidera vanidosa

hieres hacendosa

con punzado afán

hasta que pagado

quede el olvido.

Sentido, forzoso

y preciso será el adiós

al pasado, para

agotar lo vigente

que se muestra

frígido, soterrado.

Murió mi amor.