Saprófago de pensamientos
que las vidas condenas,
deja de hurtar el momento
con esas falsas cadenas.
Gusanos, larvas, escarabajos
que se arrastran por el lodo
para arrancar con falacias
sin temor, forma ni modo
amor, vida y conciencia.
Hiena, buitre o cuervo,
lobos de la misma camada
que hasta a los muertos raspan
su última tira de piel ajada.
Hacedor de guerra infame,
de religiones perversas.
Hongo insaciable y vil
que extingues al individuo
con manifiestas promesas.
La freza es tu imperio,
en ella cuajas y encumbras
tus manejes perpetrados
segregando ego malsano
que envilece a los más parias.
Cubres de cieno pagano
hasta las almas más nobles,
con excrementos de rico
para que mueran los pobres.
Revelarse no es suficiente
contra esta escoria calamitosa
que desbroza inminente
la esencia que nos hace fuertes
para acrecentar su limosa.
Yo no quiero vivir y vivo
de los residuos defecados.
Tu quieres poder de divo
para tenerme amedrentado.
¡Que llegue el día del juicio!
y las gentes libres y pobres
despierten de este sangrado
para desconsentir al hombre.
Juan Fco. Cañada