Charlatanes


Charlatanes

 

Se dice que las comunidades avanzan cuando una visión clara, comprendida sobradamente, crea una tensión entre lo real y lo ideal (o irreal), empujando a las personas a trabajar y creer juntas para reducir la distancia entre ambos, obteniendo así beneficios comunes o individuales, satisfacción intelectual o estatus preferente en su entorno.

¿Quién consigue esto, unir en una idea, un pensamiento, un fin, una meta, unas necesidades comunes, lograr crear un sentimiento o discusión en el cual se aglutine la atención de la mayoría?

Cuando la mayoría carece del conocimiento necesario o de la información suficiente, puede ser cualquiera, desde un político, un científico, un cantante o un religioso, hasta la figura menos cultivada intelectualmente de una sociedad (ver el ejemplo de la tele basura) y en ese caso es fácil, a veces sólo basta con ser bien parecido, entonces el mensaje carece de importancia y es asumido por pura reiteración.

¿Y que ocurre cuando estos personajes se enfrentan a foros más elevados en cuanto a información y erudición? Es cuando la psicología y la información privilegiada y manejada con maestría manipuladora se ponen en práctica. Estos “privilegiados” tienen la virtud de ofrecer amplias dosis de información con la apariencia de irrefutable, para que sus afirmaciones no sean desmanteladas al instante, con un aderezo de fantasías “verosímiles” para el foro en cuestión o admisibles de creer por el conjunto de la sociedad.

 

Por ejemplo en sus conferencias David Icke te insufla durante más de cuarenta y cinco minutos con hechos probados, los enlaza magistralmente como el puzzle que te desvela una imagen, los coteja y compara entre sí dando la apariencia de indiscutible y te atrae a la idea de la conspiración planetaria o extraplanetaria, después se deja caer con cuestiones paranormales o pseudo científicas de difícil o nula verificación y escasa credibilidad para adornar su conferencia con la guinda psicológica que en este caso es “el elefante en el salón, está, pero nadie lo quiere ver”. Le deja a su público la información en posición aparentemente innegable, y los sitúa en la tesitura de que si no la creen caen en una trampa que hábilmente él ha desvelado. “o me crees o eres tonto y entras en el juego de la conspiración que mi inteligencia ha evidenciado". Su biografía es bastante “extensa” e “ilustre”, ex jugador de fútbol, reportero, presentador deportivo y ahora “vendedor de conspiraciones”. Ni que decir tiene que sus libros y sus conferencias le aportan amplios beneficios.

 

Cuando Al Gore se erigió en abanderado de la lucha contra el cambio climático y el calentamiento global, éramos bastantes los que bajo sus razonamientos, entrábamos en la dinámica de la afirmación sin verificación, en asumir por buena las pruebas aportadas por tan “eminente científico”. El axioma era manifiesto e indiscutible por las realidades climáticas que venimos sufriendo. Él afirma que la atmósfera es vulnerable porque es muy fina, por lo que la acción humana realmente puede llegar a cambiar su composición. Responsabiliza a personas, gobiernos e industrias del cambio climático, e insta a emprender un camino de búsqueda de energías limpias para evitar la destrucción del planeta. No quiero decir con ello que no pueda lleve razón, y que evidentemente no sea una buena idea, aunque la tesis del Calentamiento Global sigue siendo muy discutida en los foros científicos, lo que afirmo es que aprovechando sabiamente una situación y su estatus social, el Sr. Gore ha multiplicado por 50 su fortuna y está invirtiendo en empresas que obtienen pingües beneficios.

 

Esto son dos conocidos, pero los hay charlatanes en todos los foros, desde el barrio hasta globales apoyados en las redes sociales.

Han existido y existirán a lo largo de los tiempos, la cuestión es identificarlos para no confundirlos con los que realmente mandan un mensaje altruista y benéfico.

 

En 1728 un francés llamado Villars, se aprovechó de la vida sobria y longevidad de su tío y de la confianza de sus amigos. Con el régimen alimenticio que éste les describía y que gozaba de muy buena salud, fue pregonando por todas partes la virtud del “agua milagrosa” causante de la longevidad de su congénere, la citada agua fue vendida en botellas por un “módico precio”, era agua del Sena con nitro. Como todos los pícaros que se precien, Villars junto con el agua, disponía la forma de vida a la que tenían que acogerse sin reservas, el que no gozaba de buena salud por no seguir su doctrina era reprendido «Vuestra es la culpa de que no estéis completamente curados; sois intemperantes e incontinentes. Corregíos de esos dos defectos y viviréis ciento cincuenta años lo menos.»

 

Joseph Smith se presentó en su tiempo como el profeta definitivo destinado a restaurar la Iglesia de Jesucristo Primitiva. En el año 1827 declaró que un ángel le había mostrado un registro antiguo escrito en planchas de oro que describía la visita de Jesús a los indígenas de las Américas y que le había encomendado la tarea de reconstruir la iglesia cristiana. Hoy en día la Iglesia de los Santos de los Últimos Días (Mormones) está compuesta por mas de 14,5 millones de seguidores en todo el mundo.

 

Los charlatanes han aprovechado la coyuntura del momento histórico en el que vivieron para sus fines. Escipión el Africano, que tantos frutos dio a Roma, o el mismo Sócrates, se atribuyeron mercedes divinas. Mahoma estuvo veinte veces a punto de estrellarse, pero al fin causó el efecto que se proponía en los árabes de Medina, que le creyeron íntimo amigo del ángel Gabriel. Hoy en día si alguno se atreviera a anunciar que es el favorito del ángel Rafael, y por lo tanto debemos creerle, lo encerrarían en un hospital como poco.

Los charlatanes tienen en cuenta el espíritu de las épocas, son personas inteligentes que actúan aprovechando el momento y la coyuntura social que les a tocado vivir.

Utilizar las debilidades, tanto intelectuales como físicas (enfermedad), de las personas es uno de los grandes dones de estos “valedores de la verdad suprema”.

No hay que rebuscar mucho para encontrarse un sanador con piedras mágicas que te dirá que el aguamarina, por ejemplo, cura el dolor de espalda, la intolerancia afectiva o la ansiedad, es el mismo que te dice que el aloe vera, que ahora está añadido hasta en algunas bebidas, cura las alergias, el acné o la epatitis B, ¿y porque no?, ya de camino te blanquea dinero en un paraíso fiscal y nos saca de la indigencia.

La charlatanería está en todos los ámbitos, desde el comercial que te vende un electrodoméstico, hasta la medicina y cuando alcanza su “máximo esplendor” es cuando a través de la técnica consigue atraer a las masas.

El arma más eficaz contra un charlatán es la información útil y clara, añadido a un conocimiento individual y profundo de uno mismo y sus necesidades reales.

Saint Germain, que como intelectual se erigía autorizado, conocía todos los idiomas europeos y podía también hablar y escribir árabe, chino, griego, latín y sánscrito. Esto habla por si mismo. Además presumía de poseer el elixir que alarga la vida y dominar la transmutación de los metales, así como efectuaba comunicaciones telepáticas y tenía el don de la clarividencia y se dice de él que podía hacerse invisible. Estas creencias sostenidas sobre una base docta y afirmaciones como que: "<Yo Soy> es la actividad de la Vida. ¡Qué extraño es que los estudiantes más sinceros no siempre lleguen a captar el significado verdadero de esas dos palabras!, cuando tú dices <Yo Soy> sintiéndolo, abres la fuente de la Vida Eterna para que corra sin obstáculos a lo largo de su curso, en otras palabras, le abres la puerta ancha a su flujo natural. Cuando dices <Yo no Soy> tiras la puerta en plena cara de esta Magna Energía", es lo que consigue que personas tanto cualificadas como no, entren a formar parte de las “creencias charlatanas”.

La maestría con la que un cocinero mezcla dulce con salado, es la misma con la que el charlatán nos prepara su menú, mezclando eficazmente lo contrastado con el embozo adulterado, ficticio y apócrifo de lo divino o espiritual. 

“Un autor inventa los torbellinos de materia sutil, nebulosa, estriada; otro autor imagina que hay elementos de materia que no son materia, y una armonía preestablecida que hace que el reloj del cuerpo suene la hora cuando el reloj del alma la marque con su saeta. Esas quimeras encuentran partidarios durante algunos años, y cuando pasan de moda, nuevos energúmenos aparecen en el teatro ambulante: destierran los gérmenes del mundo, dicen que el mar produjo las montañas y que los hombres antiguamente eran peces” (Voltaire).

Algunos han hecho de ello su profesión, en ferias o mercadillos, pero su esfera de influencia se limita al comprador o timado de turno. Cuando hay que preocuparse es cuando su influencia causa cambios históricos o socio-económicos de importancia y perjudican la salud intelectual de la sociedad, creando fantasmas donde no los hay, o mucho peor valiéndose de la charlatanería para camuflar realidades que perjudican a la ciudadanía. Los ejemplos no son difíciles de encontrar, Hitler, de escasa formación, fracasó en su vocación de pintor y malvivió como vagabundo, sin embargo aprovechó el período histórico que vivía para establecerse como líder indiscutible. Esto nos lleva a la idea de pensar que muchos charlatanes creen tanto en sus ideas, como quieren hacérselas creer a sus seguidores.

Como contraposición al Charlatán, aparece la figura del “luchador por la verdad”, que pretende desenmascarar la estafa intelectual de estos. En ese sentido hay que tener en cuenta a Damian Thompson, que en su libro LOS NUEVOS CHARLATANES, muestra algunos aspectos de la charlatanería actual.

Thompson, escribe cosas como esta: «Desde los tiempos de la Ilustración disponemos de una metodología científica y del utillaje intelectual que nos permite establecer la veracidad o falsedad de afirmaciones científicas e históricas. Y sin embargo asistimos, consternados, a un alud de cháchara pseudo científica que no resiste un análisis serio. Con la paradójica ayuda de la técnica -Internet-, millones de personas en todo el mundo «compran» las tonterías de los nuevos charlatanes. Hay quien cree a pies juntillas que tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 a las Torres Gemelas se encuentra el gobierno de los Estados Unidos (el documental que lo sostiene, Loose Change, fue visto en Internet por cien millones de personas en todo el mundo); que las iglesias ocultan la verdad de que Jesús y María Magdalena engendraron una dinastía de reyes merovingios; que el SIDA fue inventado en un laboratorio de la CIA; que el MI5 tuvo que ver con la muerte de la princesa de Gales; que los alienígenas han manipulado nuestro ADN o que hubo una civilización en Marte; que el mundo tiene 6.000 años o que la estructura de una célula es demasiado compleja para haberse desarrollado por selección natural…Es urgente despertar a la razón de su somnolencia, porque todos estos camelos no sólo están creando una generación global de papanatas, sino que alimentan el nacionalismo y el racismo y pueden conducir a nuevas tensiones económicas, políticas y sociales.».

Al mismo tiempo lanza advertencias sobre este tipo de pseudo-intelectuales,“Necesitamos toda una generación de guerrilleros digitales que sepan cómo dañar la reputación profesional de las instituciones y las personas que diseminan el contra-conocimiento…Debemos pedir cuentas a los guardianes de la ortodoxia intelectual codiciosos, perezosos y políticamente correctos que hayan vuelto la espalda a la metodología que nos permite distinguir los hechos de las fantasías. Suya será la culpa si el sueño de la razón produce monstruos.”

 

Si lleva razón o no, solo hay un juez en este universo que dictará una sentencia inapelable, el tiempo, pero lo que es incuestionable es que tanto estos falsos profetas como sus detractores se valen de la gente para encumbrar su ego, su rango y su patrimonio.

 

Todo individuo lleva un charlatán oculto, que tarde o temprano hace aparición, lo importante es que cuando ese “Mister Hyde” se manifieste con entelequia aristotélica, no perjudique a su semejante.

 

Gracias por leer a este charlatán.

 

                                                                                                      Juan Fco. Cañada.