Hablar por hablar
Habla el loco en su locura
desvaríos con soltura.
Habla el sordo en padeciendo
los sonidos del silencio.
Habla el amante enajenado
por el amor que lo turba
y el conversador callado
a todo aquel que no escucha.
Habla el político pesado
su perorata constante
y el clérigo de hacer impío
sus mentiras delirantes.
Hablan y hablan sin cesar
sin esperar nada a cambio,
ni un sentir, ni un malestar,
ni una sonrisa, ni un agravio.
Hablar sin sentido alguno
o sin receptor sincero,
es como cagar bocabajo,
la mierda que ha de abonar,
se queda en el agujero.