Quisiera regalarte algo hoy,
algo que no se perdiera en el tiempo,
algo que crezca en tu corazón para siempre.
Quisiera regalarte la unión entre el ser y estar,
el aroma que perdura, la noche cálida
y un amanecer en mis brazos.
Quisiera regalarte el agua de mi boca,
los latidos anhelantes, sordos y escondidos.
Quisiera regalarte un verano tras otro,
una risa perenne, la llama azul de la vida.
Quisiera yacer tanto como pidieras,
viajar en tus ojos hasta los confines
perdidos de un crepúsculo quimérico,
al oeste, siempre al oeste, en un ir infinito
sobre un mar verde, en un velero de tiempo
y aire, a todo trapo, sin recuerdos.
Quisiera que mis palabras llovieran
sobre ti desde lejos, y borrar la ausencia.
Quisiera ser la mariposa de tus sueños
para ver tu alma sin artificios.
Quisiera querer, y no puedo,
quisiera, pero.....
el temporal arremolina las hojas
oscuras de nuestros desencuentros,
pasan huyendo los pájaros
y escribo tu nombre con letras
de humo entre las nubes.
Te escucharé mientras veo
como juegas todos los días
con la fría luz del universo
fabricando sueños de barro y paja.
Te sentiré por lo que trae el aire,
por lo que se ha de cantar y lo cantado
oleré la voz del amor
que tiñe y dobla el tiempo y la distancia.
Estaré cuando tengas que vivir
y seré cuando tengas que dar.