Yo escribía para tí.


Yo escribía para tí.

Yo escribía para tí,
para soñarte, para tenerte,
para verte y sorprender
todos tus amaneceres blancos.

Yo escribía para tí,
para olvidarte y volver
a conocerte, para estar
entre tus ojos brillantes
de algodón vaporoso;
volando, rezando, huyendo.

Yo escribía pensando en tí
para agarrar lo imposible y lo posible,
lo hermoso y lo triste,
lo sucio y lo limpio,
la verdad y la mentira,
los roces y las miradas furtivas.

Yo escribía para tí
palabras de puñales,
lentejuelas y cristales,
de tierra y madera,
de rojo y canela,
de pimienta y zafiros.

Yo escribía para tí,
para convertirme
en payaso y poeta,
en gaviota pasajera,
en aire, en veleta.

Que sepas que yo,
sí, yo,
escribía para tí,

para tus verdes ardientes
y tus dorados infinitos,
para tu sedas moradas
y tus paños azabaches.

 

Yo escribía siempre para tí.

 

                                                        Juan Fco. Cañada